martes, 3 de diciembre de 2013

II.

Siempre creí que mi monstruo vivía debajo de mi cama.
Grave error.
Vive dentro de mí.
Hoy por fin lo vi a los ojos.
Frente al espejo.
Lo observo y me devuelve la mirada fija.
Los ojos de mi monstruo están tristes.
No voy a preguntarle por qué.
Lo voy a abrazar.

Quiero ser la mejor amiga de mi monstruo.

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