lunes, 29 de noviembre de 2010

Fragmento de "Hablando Sola"

Hoy pensé en las minúsculas partículas que vuelan en el aire y se juntan para formar malos entendidos entre las personas, y en los misteriosos silencios que existen en cada cabeza. ¿Cuándo es cierto que acertamos: cuando señalamos, cuando afirmamos o simplemente cuando dudamos? Hoy pensé en quiénes son mis amigos y por qué los considero como tales. Los que son mis amigos son los que no veo todos los días ni hablo con ellos diariamente, aunque todos los días pienso en ellos. Hay "amigos" que actúan como si lo fueran y no lo son, porque nada más "actúan". Es fácil actuar: actúan los que tienen algún interés propio, actúa el que hace de una amistad un negocio, actúa el que piensa que la amistad es nada más recibir y nunca dar, actúa el que busca y pasa la vida buscando amistades, equivocadamente, porque las amistades se encuentran. Entonces, ¿quiénes son tus amigos? Es bueno tener amigos, pero no es bueno depender de ellos y menos esperar que te den su amistad de la misma forma en que tú la das. Para mí, "amistad" es sólo "compartir" desde un lugar muy especial que se llama sinceridad, que viene de otro lugar más especial que se llama uno mismo. Así que los malos entendidos y "las malas lenguas" y las malas interpretaciones son todo eso, "malas", y el liberarnos del enorme peso de lo equivocado es comenzar a liberarnos de lo que nunca debió haber pesado.

Existen personas que ocupan un lugar especial en nuestras vidas, que queremos y perdonamos por encima de todas las cosas; esas personas son especiales porque son parte de nosotros y, en algún momento, en algún lugar, compartimos algo que ahora sigue y seguirá por toda la eternidad.

amistad = independencia = amor

Daniela Rivera Zacarias

viernes, 5 de noviembre de 2010

01 de Noviembre de 2010

Desde el domingo empecé con los preparativos, limpiar la casa, recordar sus cosas favoritas para no olvidar nada y me doy cuenta de que a pesar del tiempo que ha pasado aun los recuerdo nítidamente.

El lunes llegó y desde temprano me fui al mercado a comprar flores, unas veladoras y fruta para esperarlos, les compré camote, mantecadas, dos coca-colas, cereal y por supuesto que los cigarros no podían faltar. Al llegar a casa me apresuré a tener todo listo, saqué el mantel de mi mamá y lo puse sobre la mesita al lado de la ventana.

Mientras colocaba una foto a cada lado del crucifijo los recuerdos fueron saltando uno a uno, a ti Abuelita te recuerdo alta y fuerte, contándonos cuentos, historias, rezando tu rosario, recuerdo el vestido azul con blanco que me regalaste y después de muchos años, volví a estar en la iglesia donde dejaste mis “ojitos” y fue como si regresara el tiempo y entrara nuevamente de tu mano; Abuelito de ti no puedo olvidar tu mirada, esos ojos claros que me veían con tanto amor, con tanta ternura, siempre al pendiente de nosotros, de tu Toña, cuanto la querías!!!!, sabes, aún tengo el oso de peluche, ese al que querías cortarle una patita con tu navaja para saber que tenía dentro y que yo defendía tanto; acomodé las flores en dos floreros de cristal, prendí las velas para que su luz los fuera guiando desde temprano, ya que dicen que al medio día es cuando comienzan a llegar, así que también les preparé dos vasos de agua, por si llegaban cansados y me senté a esperarlos con la nostalgia dando un vuelco en mis entrañas…

 

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