martes, 1 de diciembre de 2009



Te extraño. Tanto que ni yo lo puedo creer. No me gusta la sensación de vacio que dejaste, sin ningún esfuerzo mi cuerpo se acoplo al tuyo, mi cabeza a tu hombro, mis labios a tu boca, mis caderas a tus manos. Te extraño. Necesito tu respiración, verme nuevamente en tus ojos, necesito aspirar tu aroma que el tiempo ya borro de mi piel.

Recuerdo cada segundo junto a ti, he obligado a mi memoria a repetir cada uno de tus gestos, tu forma de mirar, tu sonrisa, no le permito que olvide nada, ni el más leve detalle, basta con cerrar los ojos para que la piel se me ponga “chinita” y hasta parece que en el estómago llevo un elevador saltando en el vacío cada vez que evoco tus caricias.

Quisiera poder volar los kilómetros que nos separan, robarle el tiempo al reloj y meterme entre tus sueños, volver atrás y estar nuevamente acurrucada en tus brazos, sobre todo en estos días, cuando aprieta el frío y tu ausencia pesa mucho más.
 

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