Que haces cuando te quedas con ganas de dar un abrazo y de que te abracen, que puedes hacer con los besos que no has dado, las caricias que no has sentido, las miradas que no se han visto reflejadas en otros ojos.
Hay días en los que necesitas caminar por las calles tomada de la mano de alguien, susurrarle palabras de cariño, escuchar decir que te quieren, que le haces el día a alguien, qué puedes hacer en esos días.
Hay días en los que no quieres que llegue el fin de semana, porque se va a repetir la misma rutina, desayunaras, comerás y cenaras sola, sin tener con quien salir o con quien quedarte en casa, qué haces en esos días.
Que haces con todo lo que tienes que decir si no tienes quien te escuche, a donde van a parar todas las palabras de amor y las sonrisas que no han encontrado otros labios donde posarse.
No hay respuestas para estas interrogantes, no puedes hacer nada, solo te queda dejar esas ganas junto a la lista de fracasos que guardas en el cajón del buró, junto a los recuerdos.

Creí haberte encontrado
Creí que por fin nuestros caminos
Dejaban de estar solo en lo etéreo de los sueños
Y se encontraban en la realidad.

Creí que eras tú
Me miré en sus ojos
Y caí hasta el fondo de su corazón
Su voz hizo promesas
Despertó a las mariposas
Y empezaron a tejer espirales por doquier
Colgándole ilusiones a un nuevo cariño.

Pero solo fue una trampa
No eras tú
El solo quería atraparlas
E incluirlas en su colección
De cazador.

Mutiló sus alas
Coartó sus sueños
Y ahora deambulan a la deriva
Mustias, secas sin vida.

Y ahora donde guardo el corazón
Si lo dejaste a oscuras.