miércoles, 24 de junio de 2015

Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Sabía que invariablemente la pregunta iba a surgir: ¿Qué significa?

Ahora no sé qué contestar. Cómo les explico que en esas pequeñas líneas hay tanto de mí. Cómo les digo que lo que menos quiero es dar explicaciones. Odio dar explicaciones.

Pero esta vez sí, sí quiero decir, quiero que sepan que cada una de estas líneas soy yo.

Si se asomaran un poquito y me vieran con otros ojos, más allá, más al fondo, traspasando el cuerpo y sus imperfecciones, después del abismo, seguramente me encontrarían.

Soy yo. Si se asomaran un poco ahí me verían, tal vez durmiendo o leyendo un buen libro, escuchando un poco de música, viendo una puesta de sol o el correr de las nubes en el cielo.

Tal vez al asomarse creerán que ese abismo es oscuro, pero no es así, en mi planeta hay mucha luz, el aire se respira fresco, el sol no lastima los ojos, es tibio y te acaricia suavemente, hay días en los que la lluvia refresca todo este paisaje y entonces el aroma a tierra mojada hace que también se renueve el alma.

Ahí encontraras tantos buenos recuerdos, imágenes, olores, sabores que por más que pase el tiempo no se borran, no se olvidan; también podrás platicar con todas esas personas que han dejado su huella, que han pisado mi planeta y de alguna forma se han asomado a mí. Mis mascotas andan corriendo por ahí, jugando con esa niña de cabellos enredados por el viento y rodillas raspadas.

Es mi escondite. Es el lugar al que me voy cuando me juzgan por lo que hago o dejo de hacer. Ahora cada vez que me digan que soy esto o aquello, en lugar de llorar o enojarme porque no se toman el tiempo para conocerme, me voy a mi planeta y respiro profundamente diciéndome a mí misma que no importa cómo me vea la gente, que llegará el día en que alguien va a tomarse el tiempo de verme con el alma y entonces, sin necesidad de darle explicaciones, sabrá quién soy.


Saben, acá sonrío todo el tiempo. Soy feliz.


Hoy observo a mi Monstruo.

Ha estado quieto y en silencio un largo tiempo, como si estuviera cansado o enfermo; físicamente sé que está bien, pero algo en lo profundo de su ser no lo está.

Mi Monstruo es como un perrito, se encariña rápidamente con la gente, es amable, cariñoso, juguetón, y el saber que hace feliz a los demás con sus cabriolas lo hace feliz a él y entonces anda contento todo el día, es como un cascabel que nada lo para.

Pero no siempre la gente quiere su cariño, casi siempre solo lo tratan bien mientras es la novedad, después lo ven con caras de fastidio y veo como él se esfuerza en mostrarles que puede ser lo que ellos necesitan; pero sus esfuerzos son vanos, le dicen palabras hirientes y no dice nada, pero sus ojos se llenan de dolor.

Es cuando yo quisiera alejarlo y llevármelo lejos donde no puedan hacerle daño, porque esa historia ya sé cómo termina, pero el sigue confiando en la gente y no escucha razones.

Llega un momento en que como a los perritos los abandonan en la azotea, así a él lo relegan a un rincón y solo cuando lo necesitan lo buscan y el feliz los recibe, los llena de amor y cosas bonitas hasta que sus egos vuelven a inflarse y lo vuelven a abandonar.

En otras ocasiones, el abandono ha llegado más lejos, se lo llevan y lo pierden, lo dejan en lugares fríos, con tormentas y oscuridad, y el sufre al sentirse abandonado.

Cuando por fin lo encuentro, está encerrado en sí mismo, como un caracol y es hostil y peligroso, pero poco a poco lo regreso a casa, pero  me cuesta mucho que vuelva a ser el de antes, a confiar, a sonreír, está así en ese estado de letargo y ahora solo espero que en cualquier momento me haga la pregunta de siempre:


¿Por qué nunca soy suficiente?

FORMAS

Llevo días observando a mi Monstruo,
Es tan cambiante que si no lo conociera
Me resultaría imposible seguirle el paso.

Toma diferentes formas
Y ahora he aprendido a identificar unas cuantas:

A veces es una criatura terrorífica,
Que bien pudiera destruir todo a su paso.
Sus ojos son duros, cual dos piedras oscuras
En sus gestos no ves ni rastro de bondad.

Algunas veces es como observar el mar en calma
Sabes que si te adentras es peligroso,
Pero observándolo desde la orilla, te transmite paz.

Me gusta cuando parece un cachorrito
Todo en él es esa alegría juguetona
Que solo la inocencia te puede mostrar.
Su risa es como miles de cascabeles
Moviéndose al viento.

No importa que forma adopte  mi Monstruo

Él sabe que siempre podrá tomar mi mano.

miércoles, 3 de junio de 2015

Hora de la ceniza

Finaliza Septiembre. Es hora de decirte
Lo difícil que ha sido no morir.
Por ejemplo, esta tarde
Tengo en las manos grises
Libros hermosos que no entiendo,
No podría cantar aunque ha cesado ya la lluvia
Y me cae sin motivo el recuerdo
Del primer perro a quien amé cuando niño.
Desde ayer que te fuiste
Hay humedad y frío hasta en la música.
Cuando yo muera,
Sólo recordarán mi júbilo matutino y palpable,
Mi bandera sin derecho a cansarse,
La concreta verdad que repartí desde el fuego,
El puño que hice unánime
Con el clamor de piedra que eligió la esperanza.
Hace frío sin ti. Cuando yo muera,
Cuando yo muera
Dirán con buenas intenciones
Que no supe llorar.
Ahora llueve de nuevo.
Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuarto
Como hoy.
Siento unas ganas locas de reír o de matarme.

Roque Dalton - La ventana en el rostro.

 

Missing You Blogger Template