Un alma con cuerpo de mujer,
Ojos de niña,
Corazón de mariposa,
Sentimientos a flor de piel
Observa la vida pasar,
Las calles recién lavadas por la lluvia
El cielo aún cubierto de nubes
Y un rostro aún cubierto de lágrimas.

Llueve
El aroma a tierra mojada
Me invita a volar
Siento la brisa del viento
Rozar mis mejillas
Desatando un mar de sensaciones
Que inundan mi alma.

Estoy aquí
Nuevamente recordándote,
Extrañándote…
Y probablemente,
Queriéndote más
Que la primera vez…

El viento que sopla esta noche me trae nuevamente el murmullo de tu voz, esa voz cálida y sencilla que tantas veces me elevó a las nubes de las cuales no podía descender por voluntad propia.
El viento que sopla esta noche no entiende que tú ya no estas y que probablemente nunca volverás, pero él no lo entiende y sigue trayendo en sus alas de espuma la melodía de tu voz.
Parece que la noche oscura se empeña en ser su cómplice al tender su velo negro sobre la faz de la tierra cubriendo todo lo que esté en su paso, incluyendo mi alma, dejando como única luz difusa, lo azul de tu recuerdo.
Si, solo tu recuerdo que se ha enraizado en mi ser como una espada en la roca y no he podido cortarlo de tajo, al contrario, cada vez que el viento, la noche y todos sus elementos se cercan uno a otro, va tomando dimensiones insospechadas, jamás soñadas, apoderándose de mi alma y apretando tan fuerte hasta hacerla añicos, dejando trozos de mi corazón mutilados por doquier, y después, lo veo realizar un recuento de todos los daños provocados e ir pegando uno a uno los trozos de mi atrotada alma llamada melancolía…

El viento me invita a volar,
a ser libre...
A dejarme llevar
por el mareo de su vaivén...
Quisiera ser ave
y volar hasta desintegrarme,
hasta cansarme,
sentir el viento golpear mi cara,
hasta morir...

Yo disfruto con la llovizna
me confundo en sus húmedas hileras y sueño.
Bailo en su centro,

le demuestro al mundo que la precipitada humedad

es bella como un sol en calma;
mientras mis lágrimas, las hago invisibles.

Hoy, llegó el fin de un día mas sin novedad alguna, el sol se va ocultando poco a poco, dejando detrás de las nubes solo su estela de luz, “cuando uno está demasiado triste, las puestas de sol son agradables”, quisiera estar en el planeta de El Principito, ahí, podría disfrutar no de una, sino de 1,000 o más puestas de sol.
Una a una, se van prendiendo las luces de la gran ciudad, me voy andando rumbo a casa como tanta gente más, masticando sola el amargo dulce de la soledad, preguntándome nuevamente: ¿dónde estará aquella persona que es para mí?, en medio de tanta gente perdida en la misma ciudad, tal vez se esté preguntando por mí.
La noche ha caído ya, el viento juega con mis cabellos y se introduce por los poros de mi piel hasta llegar a lo más recóndito de mi alma, logrando estremecerla, ya no queda ni un rayo de luz, la soledad aumenta conforme se penetra en lo oscuro y profundo de la noche.
Gente habla a mi alrededor, los autos van, pasan parejas que hoy se han dado cita, que hoy hablarán de amor, un periódico es transportado por el viento y como todos los que se sienten solos, despacio me marcho dejando solo el aliento cansada de esperar, con la nostalgia dando un vuelco en mis entrañas…

Quise dormir y estoy despierta,
Despierta y quisiera estar dormida,
Hoy, mañana, cualquier día,
Pensar poco, no soñar
Estar tal vez…
Contemplando el mundo
Desde el sepulcro…

Esta noche te sigo esperando
Igual que todas las noches
Igual como se espera la lluvia
En las mágicas tardes de agosto
Te espero en el rincón de siempre
Tumbada en el suelo sin ganas de volar…

La soledad como mi arete
Se quita y se pone a voluntad
Siempre ahí
Columpiándose

Ahora sí
Me veo persiguiendo grillos
Hasta atraparlos
Y sentirlos en mis manos
Se que son un corazón

Siempre pensé
Que la luna jugaba a perseguirme,
Brincando detrás de mí
De la habitación a la calle.

Y hoy… veinte años después,
Sé que he sido yo
Quien ha seguido a la luna,
A la tierra, a la lluvia
A través de un tiempo
Que se vuelve ave
Y me lleva a cuestas
Para volverme niña…

Solo se que llegaste
Un día,
Que fuiste mi piel
Te sembraste
En mis poros,
Creciste en mi cuerpo
Y mi cuerpo se enredo
En tus raíces.

Solo se
Que te hiciste fuerte
Como un roble
De siglos,
Rama y tronco
Hirvientes,
Savia de monte
Y río.

Solo se que te tuve
Pero…
Ya te he perdido.

Ayer presentí
En el aroma del viento tu regreso,
Igual que se presiente la lluvia
En las mágicas tardes de agosto.

Te esperé
Hasta sentir la noche en los ojos.

Y entonces sucedió…

Volviste.

Solo que disfrazado de recuerdos.

Al tiempo
Le da por volverse ave
Y llevarnos a cuestas
Muy lejos de aquí.

Es entonces,
Cuando nos permitimos
Quitarnos a tirones
Ese traje de temor
Que nos han puesto los años.

Solamente así podemos tener
Otra vez mirada de gato
Para husmear entre los escombros
Y encontrar una madeja de hilo.

Cambié de tema en mis poemas,
Antes eran de amor,
Ahora de ausencia…

Sin embargo,
Me doy cuenta,
Que de una u otra forma,
Siempre estás en ellos…

Me veo corriendo descalza
Sobre la tierra
Que lavó la lluvia,
Jugando a que los sapos
Son esferas verdes
Grandes y pequeñas.

Te recuerdo en esas noches calladas
Cuando cantan los grillos y el viento
Huele a pasto recién mojado.

Te añoro y suspiro…
Entorno los ojos
Y en éxtasis profundo
Me quedo dormida
Soñando en tus brazos.

La luz de la luna
Perfila su pálido rostro
A través del ventanal
Y entre las gotas de lluvia.

Vuelvo a despertar
Y tú no estás aquí,
Solo tu recuerdo latente
Como una flama pequeña
Que a ratos se agranda.

¿Dónde estás ahora?
Para decirte que la niña
Se convirtió ya en mujer
Y que esa mujer también te ama…

Y por mas

Ya no hay primavera
las flores se han ido
y las mariposas
se mueren de frío
Y por más que me acuerde de ti
y que esconda esta pena
en un pliegue del sol
me encadena
a tu recuerdo la vida entera
Y por más que me olvide de ti
pa´evitar que me duela
te llevaste del mundo y de mi
todas las primaveras
Ya no hay primavera
las flores se han ido
y las mariposas
se mueren de frío
Ya no hay primavera
ni siento cobijo
me queda el otoño
cayendo conmigo
Que tu amor me salpique de ti
que tu amor me proteja
que se vuelva canción mi condena
que no me sueltes
cuando me pierda
Que la vida me ayude a seguir
cuando baile la pena
y que puedas volver a venir
con cualquier primavera
Ya no hay primavera
las flores se han ido
y las mariposas
se mueren de frío
Ya no hay primavera
ni siento cobijo
me queda el otoño
cayendo conmigo

Autor: Rosana

:-(

¿Cómo termina algo que ya no puede ser?
Muy fácil:
se dobla,
se envuelve en tristeza,
perdón,
en papel estraza
y se guarda en una caja.