sábado, 14 de enero de 2017
sábado, 26 de noviembre de 2016
161126
— ¿Qué significa "domesticar”? -volvió a preguntar el principito-.
— Es una
cosa ya olvidada -dijo el zorro- significa "crear vínculos". Si tú me
domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Para mí, tú serás
único en el mundo. Para ti, yo seré único en el mundo.
martes, 10 de mayo de 2016
Los hijos que no parí
Mi vientre siempre ha estado vacío pero mi corazón no.
Desde pequeña supe que no sería mamá, cada que veía a una mujer en esa larga y maravillosa espera, cuando las veía amamantar a ese ser pequeñito e indefenso y acunarlo en sus brazos tarareando esa canción de cuna hasta dormirlo, con esa mirada que encerraba todo el amor y la protección del mundo, había dentro de mí una vocecita que me decía que esa dicha no era para mí.
Entonces me aferraba a la idea de que no era verdad, cuando fuese mayor yo también disfrutaría de sentir esos movimientos y pataditas que anunciaban la vida naciente, tocaba mi vientre e imaginaba como mes con mes iba creciendo, ¡cuántas veces viví esos nueve meses de espera!, los vivía con ellas, imaginaba que la embarazada era yo.
Con amor preparaba la ropa que usaría mi bebe, poco a poco me iba haciendo de cositas para él, un pedazo de tela cualquiera se convertía en la más abrigadora cobijita que pudiera existir, yo también sentía esos movimientos en mi vientre, las pataditas me emocionaban tanto, imaginaba cómo me costaría caminar con el paso del tiempo, hacía los ejercicios de respiración para la ayuda en el parto, al final mi mente de niña no alcanzaba a comprender que hubiera tanto dolor para traer al mundo a ese ser pequeñito, simplemente imaginaba que lo único que sentiría seria amor y ese inmenso amor haría que al fin mi bebé estuviera entre mis brazos.
Y así, después de esa larga espera llegaba el gran día y entonces, el milagro era tan grande que me olvidaba de mi bebé de plástico y todo el amor de esa pequeña mamá se desbordaba con el bebé de carne y hueso, quería tenerlo en brazos siempre, reflejarme en esos ojillos vivos que buscaban y trataban de reconocer todo, me gustaba tocar esa piel tan suave y sentir ese calorcito de vida, acunarlos, hasta verlos dormir; pero los mayores no entendían que en esa niña pequeña hubiera ya un instinto maternal y me alejaban diciendo que no molestara.
Era entonces cuando trataba de refugiarme en mi bebé de plástico, inmóvil, frío, sin vida. Y la vocecita se volvía a escuchar en mi cabeza diciendo “tú no serás mamá” y el corazón se encogía tanto que no sabía identificar ese dolor y entonces, esa pequeña mamá lloraba, lloraba por todos esos hijos que no podría tener, lloraba porque no sería mamá.
Ahora, muchos años después, sé que tenía razón, no seré mamá, pero en mi corazón han nacido muchos niños, para ser exactos, cinco. Y veo sus caritas, escucho sus risas, he secado sus lágrimas por alguna rodilla raspada, por algún regaño, he limpiado sus caritas y sus manos sucias después de alguna travesura, he pasado noches sin dormir, suplicando con plegarias para que regrese la salud cuando alguno de ellos ha estado enfermo, hemos reído hasta llorar de alegría, he sentido esos cuerpecitos cuando corren a abrazarme y entonces vuelve ese instinto maternal y quiero cambiar el mundo, protegerlos de cualquier mal, porque son mis niños y los quiero felices.
Sí, no soy su mamá, pero “pocas cosas amo tanto como la fortuna de ser tía: los hijos que no parí pero cuyas risas me devuelven la vida.”
sábado, 2 de abril de 2016
jueves, 7 de enero de 2016
QUIEREME MUCHO
Esta vez no, no quiero que me quieras aunque sea un poquito, no quiero que hables conmigo solo cuando tienes tiempo o que me quieras ver solo unos minutos. No quiero ser solo en tu tiempo libre, no quiero ser un fin de semana, no quiero sentirme ladrona de un par de horas en tus días o unas horas de tus noches.
Quiero que me quieras mucho, con el alma, con las entrañas, más allá del corazón, más allá de las mariposas en el estómago, más allá del pensamiento. Quiero que si no hablamos me extrañes, que mueras por verme y que no quieras que pase el tiempo cuando estamos juntos.
No quiero que me quieras un poquito, merezco que me quieras mucho, porque puedes estar seguro que yo no quiero de a poquitos, yo quiero mucho, sin tiempos, ni distancias, ni peros que valgan.
Para mí no hay días u horas especiales para verte, cualquier día a cualquier hora es el tiempo perfecto para estar contigo, para escucharte, para compartir. Conmigo no hay distancias, todas, si se quiere, pueden acortarse hasta desaparecer.
Quiéreme así, como yo te quiero. Quiéreme mucho.
miércoles, 6 de enero de 2016
QUERIDOS REYES MAGOS
Fragmento de "Tejedora de Palabras" y es lo que este y todos los Días de Reyes, aún sin saberlo, siempre he pedido:
"
Alguien que entienda de libros, que sepa que escribo como si la vida se hiciera al contarse e intuya que inevitablemente lo convertiré en personaje. Alguien que dibuje un corderito, que se siente a mirar 43 veces el atardecer a mi lado en pleno domingo. Que sin atarme, me domestique y cree lazos conmigo.
Alguien que escuche el ruido en pleno silencio, que me intuya sin suponer, que en los días malos me acaricie el cabello hasta quedarme dormida. Alguien que se enamore de mi intensidad y de mis pechos pequeños, del caos que traigo a mi paso y del inevitable desastre que al irme dejaré como rastro.
Alguien que entienda que soy mujer y no objeto, que me prefiera libre y no suya, que comprenda que mis despedidas no son más que un pretexto para los reencuentros. Alguien que me ame sin términos ni condiciones pero sabiendo que soy las letras pequeñas del contrato que jamás leyó.
Alguien que sepa que no pido más de lo que estoy dispuesta a dar. Que creo en el equilibrio, en la puntualidad de los encuentros que todavía no han ocurrido.
Alguien que sí, que conmigo, que se quede. Que me quiera incluso a pesar de mí.
Alguien que no sea “alguien”.
Alguien que seas tú.
Flor Zavala
"Texto completo:
viernes, 28 de agosto de 2015
miércoles, 24 de junio de 2015
Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
Sabía
que invariablemente la pregunta iba a surgir: ¿Qué significa?
Ahora
no sé qué contestar. Cómo les explico que en esas pequeñas líneas hay tanto de
mí. Cómo les digo que lo que menos quiero es dar explicaciones. Odio dar
explicaciones.
Pero
esta vez sí, sí quiero decir, quiero que sepan que cada una de estas líneas soy
yo.
Si
se asomaran un poquito y me vieran con otros ojos, más allá, más al fondo,
traspasando el cuerpo y sus imperfecciones, después del abismo, seguramente me
encontrarían.
Soy
yo. Si se asomaran un poco ahí me verían, tal vez durmiendo o leyendo un buen
libro, escuchando un poco de música, viendo una puesta de sol o el correr de
las nubes en el cielo.
Tal
vez al asomarse creerán que ese abismo es oscuro, pero no es así, en mi planeta
hay mucha luz, el aire se respira fresco, el sol no lastima los ojos, es tibio y
te acaricia suavemente, hay días en los que la lluvia refresca todo este
paisaje y entonces el aroma a tierra mojada hace que también se renueve el
alma.
Ahí
encontraras tantos buenos recuerdos, imágenes, olores, sabores que por más que
pase el tiempo no se borran, no se olvidan; también podrás platicar con todas
esas personas que han dejado su huella, que han pisado mi planeta y de alguna
forma se han asomado a mí. Mis mascotas andan corriendo por ahí, jugando con
esa niña de cabellos enredados por el viento y rodillas raspadas.
Es
mi escondite. Es el lugar al que me voy cuando me juzgan por lo que hago o dejo
de hacer. Ahora cada vez que me digan que soy esto o aquello, en lugar de
llorar o enojarme porque no se toman el tiempo para conocerme, me voy a mi
planeta y respiro profundamente diciéndome a mí misma que no importa cómo me
vea la gente, que llegará el día en que alguien va a tomarse el tiempo de verme
con el alma y entonces, sin necesidad de darle explicaciones, sabrá quién soy.
Saben,
acá sonrío todo el tiempo. Soy feliz.
Hoy
observo a mi Monstruo.
Ha
estado quieto y en silencio un largo tiempo, como si estuviera cansado o
enfermo; físicamente sé que está bien, pero algo en lo profundo de su ser no lo
está.
Mi
Monstruo es como un perrito, se encariña rápidamente con la gente, es amable,
cariñoso, juguetón, y el saber que hace feliz a los demás con sus cabriolas lo
hace feliz a él y entonces anda contento todo el día, es como un cascabel que
nada lo para.
Pero
no siempre la gente quiere su cariño, casi siempre solo lo tratan bien mientras
es la novedad, después lo ven con caras de fastidio y veo como él se esfuerza
en mostrarles que puede ser lo que ellos necesitan; pero sus esfuerzos son
vanos, le dicen palabras hirientes y no dice nada, pero sus ojos se llenan de
dolor.
Es
cuando yo quisiera alejarlo y llevármelo lejos donde no puedan hacerle daño,
porque esa historia ya sé cómo termina, pero el sigue confiando en la gente y
no escucha razones.
Llega
un momento en que como a los perritos los abandonan en la azotea, así a él lo
relegan a un rincón y solo cuando lo necesitan lo buscan y el feliz los recibe,
los llena de amor y cosas bonitas hasta que sus egos vuelven a inflarse y lo
vuelven a abandonar.
En
otras ocasiones, el abandono ha llegado más lejos, se lo llevan y lo pierden,
lo dejan en lugares fríos, con tormentas y oscuridad, y el sufre al sentirse
abandonado.
Cuando
por fin lo encuentro, está encerrado en sí mismo, como un caracol y es hostil y
peligroso, pero poco a poco lo regreso a casa, pero me cuesta mucho que vuelva a ser el de antes,
a confiar, a sonreír, está así en ese estado de letargo y ahora solo espero que
en cualquier momento me haga la pregunta de siempre:
¿Por qué nunca soy suficiente?
FORMAS
Llevo
días observando a mi Monstruo,
Es
tan cambiante que si no lo conociera
Me
resultaría imposible seguirle el paso.
Toma
diferentes formas
Y
ahora he aprendido a identificar unas cuantas:
A
veces es una criatura terrorífica,
Que
bien pudiera destruir todo a su paso.
Sus
ojos son duros, cual dos piedras oscuras
En
sus gestos no ves ni rastro de bondad.
Algunas
veces es como observar el mar en calma
Sabes
que si te adentras es peligroso,
Pero
observándolo desde la orilla, te transmite paz.
Me
gusta cuando parece un cachorrito
Todo
en él es esa alegría juguetona
Que
solo la inocencia te puede mostrar.
Su
risa es como miles de cascabeles
Moviéndose
al viento.
No
importa que forma adopte mi Monstruo
Él
sabe que siempre podrá tomar mi mano.
miércoles, 3 de junio de 2015
Hora de la ceniza
Finaliza
Septiembre. Es hora de decirte
Lo
difícil que ha sido no morir.
Por
ejemplo, esta tarde
Tengo
en las manos grises
Libros
hermosos que no entiendo,
No
podría cantar aunque ha cesado ya la lluvia
Y
me cae sin motivo el recuerdo
Del
primer perro a quien amé cuando niño.
Desde
ayer que te fuiste
Hay
humedad y frío hasta en la música.
Cuando
yo muera,
Sólo
recordarán mi júbilo matutino y palpable,
Mi
bandera sin derecho a cansarse,
La
concreta verdad que repartí desde el fuego,
El
puño que hice unánime
Con
el clamor de piedra que eligió la esperanza.
Hace
frío sin ti. Cuando yo muera,
Cuando
yo muera
Dirán
con buenas intenciones
Que
no supe llorar.
Ahora
llueve de nuevo.
Nunca
ha sido tan tarde a las siete menos cuarto
Como
hoy.
Siento
unas ganas locas de reír o de matarme.
Roque
Dalton - La ventana en el rostro.
viernes, 13 de febrero de 2015
150213
Hoy llueve desde dentro, desde donde ya no te
tengo.
Sucedió como con los enfermos terminales que
tienen una leve mejoría antes de morir. Así contigo, fuiste un leve resplandor
de felicidad.
Quien mueve mi vida se dio el gusto de
mostrarme que el amor si existe, que las mariposas en el estómago te llenan más
que el mejor banquete, que los ojos pueden brillar sin necesidad de estar
anegados en lagrimas, que el corazón duele también de felicidad.
Pero sólo fue eso, un resplandor, una tregua, ahora
estoy nuevamente en la oscuridad, mis ojos aún no se acostumbran por lo que aún
no logro ver la magnitud de los daños, aunque por el dolor que me atraviesa
supongo que la destrucción es mayor.
Al final fui lo que tanto temía ocurriera otra
vez, solo un dummy, alguien que llegó a su vida para sacarlo de la rutina en la
cual vivía, levantar su ego, su autoestima. Deseo.
Me encontró en el fondo y con palabras dulces
fue levantándome poco a poco, yo agradecía cada herida curada, cada palabra de
aliento. Sostuvo mi vuelo con muestras de cariño y comprensión. No puedo
asegurar que fueran mentira, en su favor podré decir que nunca prometió nada.
La que soñó despierta fui yo. Al ver mis alas reconstruidas levanté el vuelo a
su lado, a sabiendas que él ya volaba en otro cielo.
Aún así, con esa certeza clavada como daga, esa
mañana volé con él, los fantasmas y los monstruos se quedaron en el suelo,
mirándome, advirtiéndome de la inminente caída, pero yo ingenua, no los
escuche.
Ha sido todo un proceso, he vivido todas las
etapas de este duelo. He llorado infinidad de días y noches hasta quedar
exhausta, hasta quedarme dormida; me he preguntado hasta el cansancio en qué
fallé, qué hice o dije mal, sin encontrar respuesta.
Y es que tal vez el único error fue creer,
sentir, soñar, vivir; y ahora nada puedo hacer, más que aún en medio de tanta
desolación agradecerle el haberse cruzado en mi camino y recordarme que a pesar
de que todo este en ruinas, a pesar del desastre, siempre va a haber alguien
que te encuentre, siempre y cuando te dejes encontrar.
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