sábado, 24 de julio de 2010

23 de Julio de 2010


Hoy, hace 28 años y después de nueves meses intensos y un trabajo de parto complicado, llegaste tú. No pienso decirte que lo recuerdo o que te esperaba con ansias, porque realmente no es así, creo que en ese tiempo yo andaba muy preocupada por la Catarina que me había robado una niña, o seguramente jugando con los carros y los soldados que tenían Samue y Mingo (así les decíamos antes, recuerdas?); pero de que cambiaste y marcaste mi vida para siempre, de eso puedes estar segura.

Empiezo a recordarte más claramente a partir de que yo tenía 5 o 6 años y tu 2 o 3, ya hablabas y te gustaba subirte a la barda de piedra que cercaba nuestra casa, ahí jugabas a cantar y a bailar o también te gustaba jugar a que eras actriz, lo recuerdo y aún me dan risa tus expresiones “déjame en pazh” recuerdo que decías y te dabas la vuelta muy indignada porque yo no paraba de reír; también te gustaba jugar a la comidita con Chayo y Chabe, nuestras amigas, a mi me aburrían tanto, yo prefería andar trepada en el árbol que estaba en el campo de fut-bol o en los pirules que había al final de la casa y sólo jugaba contigo el día de reyes que era cuando nos traían las muñecas, o el jueguito de té, el mío era uno color verde y el tuyo un azul, diferentes solo en el color.

Todo lo que nos compraban era igual: los vestidos, los zapatos, los juguetes, todo, y el día en que yo me ponía el vestido color amarillo con flores bordadas al frente, también a ti se te ocurría ponerte el tuyo y andábamos igual, siempre fuiste mas alta que yo, así que a pesar de que tu eras mas chica de edad, estábamos casi de la misma estatura y vestidas igual parecíamos gemelas, creo que sabes muy bien que lo odiaba; ahora es divertido eso de coincidir en el color de la ropa o en el estilo de la misma, me causa gracia y a la vez me hace sentirme conectada contigo, y a diferencia de cuando éramos niñas, ahora me gusta.

¿Recuerdas como te decía mi Papa? Eras su “hueso chanchaquero” o la “hueso salado”, para nosotros tus hermanos, te decíamos flaca o chely. ¿Recuerdas cuando jugabas al “cosquillero” con Yayi? Tú y él siempre fueron muy unidos, tal vez por ser los mas chicos siempre andaban juntos. Recuerdo que cuando te fuiste con tu marido, el día de mi cumple por cierto, fue el que más lloró, el más preocupado y sobre todo, el más enojado.

Me da mucho gusto ser testigo de la gran mujer en la que te has convertido, y no hay día en que no le agradezca a Dios el tenerte con nosotros, eres la alegría de la familia, hablas y hablas más rápido que las tarabillas, nadie se escapa de la carrilla contigo, pero sabes que es lo mejor, que ya no soy la única chillona de la casa, los años te están ayudando a tener los sentimientos más a flor de piel y no pasa nada con llorar, al contrario, como dice el Chinito, las lágrimas sirven para lavarte de adentro hacia fuera.

El motivo de todo este soliloquio no es solamente para recordar tu llegada, sino, especialmente, para agradecer infinitamente a Dios el haberme regalado una hermana como tú, así que hoy que es tu cumpleaños, te quiero decir que te quiero muchisisisimo y estoy muy orgullosa de la gran mujer que eres, si me dieran a elegir o cambiar algo de lo que he vivido contigo, creo que no cambiaria nada, ni las peleas por la mitad de la cama y mucho menos las risas y momentos felices que hemos compartido.


¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS HERMANA!!!!!!!

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