“Yo pude ser el mar para ti.
Pero tú no querías un mar.
Querías pequeñas olas inofensivas a tus pies.
Y yo, desbordada, no lo supe ver ni entender, no me
contuve.
Es que quería dártelo
todo. Ser infinita para ti.
Empaparte, cantarte
la vida al oído de día y de noche.
Hubiera vendido mi espíritu, mi
voz, mis años, mi piel, mi vientre. Yo te lo hubiera dado todo a cambio de
poseer tu alma como tú tenías la mía.”
Alma
Delia Murillo