
Levanto los ojos hacia el cielo
y dejo que la brisa refresque mi rostro,
mis sueños, mis ideas.
Siento el sol como esa calidez
que me va llenando de energía
y de ganas de vivir y de amar.
Miro hacia el horizonte,
y sé que tengo mucho por hacer,
sé que mis metas están allí,
esperando que llegue hasta ellas,
que las abrace como quien regresa
de un largo viaje,
o como quien llega a su verdadero destino.
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