
Sacian la sed del ojo
A la llegada del minuto en hilos;
Soledad de Octubre en su prisión metálica,
De onzas digitales y números vacíos.
Sólo las hojas se secan para seguir
Metódicamente la danza de su muerte
Escondida siempre bajo las venas
Del llanto y la zozobra.
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